La CIA es uno de los misterios más populares sobre la
tierra. Se habla del poder que tuvieron durante la Guerra Fría, principalmente,
y sobre el rol que jugaron en el derrocamiento de Salvador Allende en Chile o
Jacobo Arbenz Guzmán, en Nicaragua. También tiene sus “vergüenzas”, por
supuesto, y he ahí una muestra de la debilidad del hombre, y por ende, de las
instituciones que crea para supuestamente garantizar que todo vaya según
el plan. En internet hay abundante información sobre estos episodios sombríos de la Historia y, aunque parezca exagerado
decir, creo que está demás tocar aquellos temas vinculados estrictamente a la
política, a pesar de que en lo sucesivo pareciera contradecirme.
La versión que manejamos usualmente sobre el asesinato a J F Kennedy es que pudo ser la CIA o Fidel Castro. Dos de
las teoría más creíbles, dado que Kennedy afirmó –corto tiempo antes de su
muerte –que “Algo muy malo está ocurriendo dentro de la CIA y quiero saber qué
es. Quiero desmantelar en mil pedazos a la CIA y moverlos a los cuatro
vientos”. Evidentemente, la organización se vio amenazada, a pesar –y eso dicen
pocos – que el propio presidente fue quien modificó y autorizó el plan Bisell
(mandar a un ejército de exiliados cubanos la Bahía de Cochinos para luego pedir
la intervención militar de Estados Unidos). Existe un discurso, muy heroico y
enternecedor, que alude a la CIA; pero eso fue después del fatal intento de
recuperar Cuba. Es decir, luego de haber probado las mieles del poder en la
sombra. ¿Qué tan difícil es eliminar a una organización que no depende ni política
ni presupuestalmente del propio Estados Unidos?
Los contactos de la CIA Fuente: National Geographic
Pero no es hablar sobre estos hechos bastante conocidos lo
que nos interesa, sino aquello que quizá sea omitido a la hora de tratar sobre
esta organización: los programas de control mental. El control absoluto sobre
la mente fue el objetivo del plan MKULTRA. Todo aquello que sirviera para
despojar a los hombres de su voluntad, servía, no importa que se apelase a
métodos poco científicos o incluso a la magia negra. No había límites. Es así
que se forja la etapa más oscura de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, Central
Intelligence Agency). Recordemos pues, que fueron los días donde Estados Unidos
y Rusia (aún siendo la URSS) pugnaban por obtener la mayor cantidad de
información y los espías jugaban un rol fundamental: los que trabajaban para
USA, los que trabajaban para la URSS y los de doble rol.
Directores de la CIA / Fuente: National Geographic
Fue el director Allen W. Dulles quien oficialmente dio luz
verde a este programa, en respuesta a lo hecho por chinos, rusos y coreanos a
los soldados estadounidenses. Y aunque parezca aterrador, Estados Unidos no
contaba con muchas opciones e incluso podemos justificar que haya buscado la
manera de sustraer “la verdad” de los agentes capturados. Se intentó con LSD,
alcohol, drogas, abuso sexual, cirugía cerebral y electrochoques. Este último
demostró ser el más eficaz, pues tuvo pocos efectos secundarios, uno de ellos
la “amnesia temporal”, que fue aprovechado para sugestionar al paciente,
colocándolo en un ambiente iluminado todo el tiempo, escuchando un único e
ininterrumpido mensaje. Se cuenta que cuando capturaron a Sirhan Sirhan, este
repetía, una y otra vez, la consigna: “¡Matar a Kennedy! ¡Matar a Kennedy!”.
Había sido programado para ultimar a Robert Kennedy con el método del “lavado
de cerebro”.
Como aficionado a la historia, es necesario que haga un
juicio de valor sobre estos asuntos. Es común ver y leer a gente que despotrica contra Estados
Unidos, alegando una serie de razones que comienzan con Irán y terminan en
Guantánamo. Sin embargo, me permito discrepar de las mayorías, pues creo que de
la misma manera que actúan los gringos, también lo harían los chinos, rusos e
islámicos. Lo que he intentado relatar en este post, no es muy diferente a lo que
ha hecho Rusia y China en toda su historia. La maldición de Estados Unidos es
que está más expuesto ante el mundo por ser, con toda seguridad, la mayor
potencia global. No es que sea más despiadado que los “otros países” (aludo
directamente a los chinos de Tian’anmen y a los rusos de las purgas al ejército
rojo), sino que tiene más testigos de los que cuidarse. Los demás, al no tener
la vigilancia, se dan el lujo masacrar a su población, como pasó con Gadafi y
pasa ahora con Al Assad. Créanme, de no existir internet, el sesenta por ciento
de la población mundial no sabría de las atrocidades de los regímenes
fundamentalistas y vivirían acusando solo y únicamente al “país de las
oportunidades” (curioso que le hayan dado también ese nombre).