Hemos hablado ya “del primer diluvio universal”, donde se comenta acerca del primer diluvio registrado por el hombre que fue de mucha influencia para otras culturas como la hebrea.
Los arqueólogos utilizan mucho el método estratigráfico, que consiste básicamente en la relación que existe entre la profundidad del suelo (capas) y la antigüedad de los restos hallados. Dicho esto, pasaremos a la evidencia hallada en los estudios de Sir Leonard Woolley, arqueólogo británico.
Leonard Woolley, en sus excavaciones de Ur, entre los años 1927 y 1929, removió un terreno de setenta metros cuadrados aproximadamente a una profundidad de diez a doce. Dichas capas, que contenían todo tipo de restos, representaban varios siglos de evolución continua. Sin embargo, cuando se ordenó cavar aún más profundo se encontraron con una capa de arcilla virgen – y ahí cesaron los descubrimientos –, cuya composición revelaba una larga permanencia en el agua. En un principio se creyó que era el fondo del delta, pero según Leonard, el nivel era demasiado alto para ser verdad. Excavaron todavía aún más y se dieron con la sorpresa de que la capa de arcilla terminaba bruscamente, y casi a la vez encontraron, de nuevo, vestigios muebles. En su afán hizo otras excavaciones, en otros lugares, que dieron con la misma capa de arcilla.
Al parecer ésta capa de arcilla – de unos tres metros de espesor –fue producto de una real catástrofe que comprometió un territorio de seiscientos a setecientos kilómetros de longitud y ciento cincuenta de anchura. Si se cubre de agua todo ese territorio, no es para sorprenderse que sus habitantes creyeran que el mundo entero se había inundado por un “diluvio universal”. Este capítulo de la historia se sitúa, según Woolley, en el año 3000 a.C.
Gracias a sus aportes en materia arqueológica, Leonard W fue considera el primer arqueólogo moderno, además de ser condecorado con el título de “caballero (Sir)” en 1935.
Los comentarios con "adjetivos" insultantes serán borrados.