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El primer diluvio universal


Hace ya algún tiempo se creyó en el Perú que la cultura más antigua era Chavín. Sin embargo el tiempo se encargó de demostrar que este país tiene mucha más historia de la que se pensó, y Caral (hoy reconocida como la civilización más antigua de América) es una clara muestra de ello. Con este ejemplo se demuestra que la historia, tal cual la conocemos ahora, está sujeta a cambios conforme se avanza en los estudios y descubrimientos arqueológicos. La historia que conocen nuestros padres seguramente es, en menor o gran medida, diferente a la que nosotros conocemos.

La Biblia es un libro sumamente interesante, lleno de relatos y enseñanzas. No existen muchos libros que puedan compararse al “libro sagrado” del mundo cristiano, y tampoco hay otro que haya tenido –en la historia humana –más influencia que éste. No obstante, el rigor científico – sobre todo en el último siglo – viene quitándole méritos al libro de Yahvé, y es que se ha podido comprobar (en parte) que mucho del contenido bíblico tiene influencia de las civilizaciones más antiguas de Mesopotamia: “El gran diluvio universal” y “La Creación” del Génesis tienen un extraordinario parecido con otros relatos del mundo mesopotámico, sólo que éstos son mucho más antiguos que el hebreo.

En la antigua Mesopotamia existen, como ya dijimos, relatos sobre el origen de las cosas, el diluvio universal y demás. En esta entrada narraremos un poco de ésta leyenda asirio-babilónica que trata de un gran diluvio que cubrió la tierra:


El héroe del relato es Ziusutra, conocido también como Utnapishtim, el último de los más antiguos reyes de Babilonia. Este personaje es equivalente al Noé de la Biblia.

Cuenta la historia que en un principio los dioses crearon al hombre para que éste le sirviera y le sea agradable a los ojos. Sin embargo, la inteligencia de los seres humanos llegó a tal punto que comenzaron a cuestionar el poder de sus creadores. La maldad, el odio, la mentira y demás pecados encolerizaron a las divinidades, en especial a Enlil, dios de los vientos y la tierra que – en su afán castigar a los hombres – envió un gran diluvio que los desaparecería para siempre.

Ea, dios del mar y la sabiduría, sentía compasión por los hombres, en especial por Ziusutra –su favorito –, a quien protegió de la cólera de los dioses. El dios le aconsejó construir un gran navío en el cual llevaría a su familia, riqueza y animales.

“Metí en ella todo cuanto poseía:
Todo lo que poseía en plata; cuanto poseía en oro; hice entrar a todos los animales que poseía; hice subir a la nave a todos mis parientes próximos y lejanos”.

A una señal, sube el héroe y los suyos a bordo, cierra las puertas y confía su destino al gran dios. De pronto los ríos y océanos se desbordan, la tierra es cubierta de agua y la tierra desaparece. Toda vida terrena perece, mientras que Utnapishtim aguarda en su arca las órdenes del dios bienhechor. Al séptimo día la tormenta cesó y el mar recobró la calma, mientras el barco se posaba en el monte Nisir.

Ziusutra espera otros seis días para tomar una decisión:

“Al nacer el alba del séptimo día
Decidi enviar una paloma. La paloma revoloteó un poco, pero regresó enseguida; dio un vuelo corto, al no encontrar lugar seguro.
Mandé soltar una golondrina. La golondrina voló, y también regresó pronto. Hizo un corto vuelo al no encontrar lugar seguro.
Mandé soltar un cuervo; el cuervo revoloteó y vio que las aguas cedían ya su lugar a la tierra; comió, voló de acá para allá, comió hasta saciarse y no volvió más”.

Nuestro héroe, sabiendo que podía pisar de nuevo tierra firme, salió del navío y ofreció un sacrificio a los dioses. Los dioses babilónicos al sentir el aroma se juntaron para aspirar el humo del sacrificio ofrecido por Ziusutra. Luego Istar, diosa del amor y la fecundidad, y una de las esposas de Anu, se quejó a los dioses jurando por su diadema que nunca olvidará esta jornada. El diadema que la diosa lleva sobre su cabeza es el arco iris, el mismo que aparece en los relatos judíos.

Como se puede apreciar, este relato es idéntico al judío, con la diferencia de que éste tiene mucha más antigüedad. El primero en hallar un relato cuneiforme sobre el diluvio fue George Smith. En la actualidad el relato con la versión más antigua del diluvio universal tiene aproximadamente cuatro mil años (¡Mucho antes que la biblia!), y fue hallado en la ciudad de Nipur.
1 Response
  1. Anónimo Says:

    ..es solo la punta del Iceberg


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